Agrointeligencia

Administración-cdti-agrointeligencia

Existe un amplio consenso, no solo en el ámbito académico sino también entre los decisores políticos y los empresarios, sobre la necesidad de la intervención pública para fomentar la I+D+i empresarial. En este texto vamos a identificar los principales instrumentos con que cuenta la administración pública para fomentar la competitividad empresarial sobre la base de la innovación tecnológica, señalando las tendencias de futuro que en este ámbito se perciben entre los actores  relacionados con la innovación.

Sin el apoyo público la inversión privada en I+D sería inferior a la socialmente óptima debido a varios fallos de mercado. El primero de estos fallos está relacionado con que la inversión en I+D requiere habitualmente una determinada masa crítica de recursos que no todas las empresas son capaces de alcanzar.

Por otro lado, el alto riesgo asociado a un proyecto de I+D puede desalentar a los empresarios a acometerlos (incertidumbres técnica, de mercado y de rentabilidad). Se debe tener en cuenta también la dificultad que supone para el inventor o desarrollador de una tecnología el poder apropiarse de sus beneficios derivados por la dificultad de proteger el conocimiento frente a terceros.

Finalmente, hay importantes asimetrías en el acceso a la información y un cierto desconocimiento mutuo entre los diferentes agentes relacionados con la innovación tecnológica, que dificulta los esfuerzos privados en I+D. La Administración, por tanto, plantea medidas que contrarresten esos fallos de mercado ya que los retornos sociales generados por la inversión privada en I+D exceden las rentabilidades obtenidas por las compañías que llevan a cabo este tipo de proyectos.

En mi opinión sigue vigente el concepto de la innovación abierta (“open innovation”), que busca fomentar la cooperación entre la industria y los entidades públicas y privadas dedicadas a la investigación y al desarrollo tecnológico, promoviendo la cooperación entre diferentes actores, donde el sector privado, para buscar su propio crecimiento y mejorar su competitividad, debe mirar fuera de sus fronteras con el objetivo de captar ideas externas y así fortalecer sus capacidades tecnológicas.

En resumen, este concepto lleva a la empresa a abrirse a la colaboración y cooperación con otras empresas (de otros sectores, empresas tecnológicas, nacionales o extranjeras), centros de conocimiento, sector público, expertos en gestión de la innovación, marketing, comercio exterior, etc. En el sector agro, la estructura y menor dimensión media de las empresas obliga todavía más a abrirse a potenciales colaboradores a la hora de innovar.

 

Instrumentos para la Innovación

Una vez explicada la necesidad y el interés de la intervención pública en el fomento de la innovación empresarial, vamos a comentar los principales instrumentos que ha venido diseñando la administración para conseguir ese objetivo, mediante la promoción de la transferencia tecnológica, la creación de empresas de base tecnológica, el fomento del empleo de calidad, la colaboración empresarial y la cooperación internacional.

La transferencia tecnológica desde el sector público y privado de investigación hacia la empresa se intenta conseguir a través de varias modalidades. Una es el diseño de instrumentos dirigidos específicamente a apoyar proyectos de cooperación entre empresas y centros de investigación, incrementando la intensidad de ayuda para este tipo de proyectos.

Otra fórmula muy interesante para promover ese flujo de conocimiento hacia el sector privado es el fomento de la creación y consolidación de nuevas empresas de base tecnológica, que habitualmente buscan llevar al mercado conocimientos e invenciones generadas en el ámbito de la investigación. En este último punto cabe destacar el programa NEOTEC del CDTI.  

También se ha fomentado esta colaboración público-privada mediante el diseño de programas estratégicos de investigación industrial, promoviendo ambiciosos consorcios público-privados que busquen elevar de manera sustancial el nivel tecnológico de un sector a través de una investigación planificada en áreas estratégicas de futuro y con potencial proyección internacional. En este sentido cabe destacar los programas CENIT y CIEN del CDTI y los proyectos estratégicos y singulares promovidos desde los diferentes ministerios rectores de la política tecnológica.

Por otro lado, la actuación de las plataformas tecnológicas sectoriales (entidades que reúnen al sector privado, la administración y los investigadores) promovidas desde la Administración así como de las asociaciones empresariales, es básica a la hora de orientar el trabajo de los centros de investigación hacia las necesidades y problemas reales de las empresas. Los programas dirigidos a promover la incorporación de personal cualificado en la empresas (tecnólogos y doctores), la promoción de los doctorados industriales y las estancias de investigadores de la industria en entidades de investigación, son igualmente mecanismos muy valiosos para incrementar el contacto entre el mundo científico y el de la empresa.

 

Los esfuerzos de la Administración

Quisiera comentar también los esfuerzos que está llevando a cabo la Administración relacionados con el ámbito territorial. Por un lado se está trabajando en promover la innovación en regiones españolas que en principio cuentan con menor nivel de innovación empresarial, incrementando aquí los esfuerzos financieros para conseguir una mayor cohesión territorial en este aspecto, trabajando con los gobiernos regionales para reforzar las Estrategias de Especialización inteligente (RIS3) diseñadas por cada Comunidad Autónoma.

El programa de cooperación tecnológica empresarial FEDER-INNTERCONECTA gestionado por el CDTI es una de las principales iniciativas para conseguir ese objetivo. Finalmente, el fomento de la cooperación tecnológica internacional entre empresas se ha visto como un mecanismo fundamental para mejorar el nivel tecnológico de las empresas españolas y a la vez afianzar relaciones con socios internacionales que les ayuden a abrir nuevos mercados. En este sentido, sigue vigente el interés de iniciativas como EUREKA y EUROSTARS (cooperación con empresas europeas) e IBEROEKA (con Latinoamérica), que son gestionadas por los propios países y que se financian de manera descentralizada.

En mi opinión, en el sector agro todos estos modelos de colaboración siguen siendo necesarios, con un interés especial en conseguir la colaboración entre las empresas del sector y otras empresas tecnológicas (TIC, Robótica, Biotecnológicas, etc.), lo que va a permitir un salto cualitativo muy importante en la competitividad del sector, avanzando por un camino que otros sectores industriales ya han emprendido hace tiempo y que tan buenos resultados les ha dado. El sector cuenta con un alto nivel de investigación científica y un gran número de empresas tecnológicas abiertas a colaborar con el sector, lo que es una indudable ventaja para el mismo.

En un mercado global donde en gran medida ya no se puede competir solo por precio, queda básicamente el poder ofrecer productos y servicios competitivos de calidad, que ofrezcan algo diferente a los de los competidores, y a lo que se llega principalmente a través de la innovación constante y la cooperación empresarial, donde la unión y la suma de esfuerzos van a permitir a las empresas españolas enfrentarse a sus competidores internacionales. Una muestra de que estamos en el buen camino es el incremento de las exportaciones del sector y su consolidación.  Sin embargo, una asignatura pendiente es el desarrollo de nuevos modelos de colaboración en los que la implicación del propio sector en la financiación de los proyectos sea mayor. La creación de unidades mixtas formados por organismos de investigación y empresas, las Interprofesionales y su potencial para financiar proyectos de interés general para un sector, y reforzar la vocación de servicio hacia las empresas de los centros tecnológicos pueden ser alguno de los caminos por recorrer.

Finalmente, quería comentar la necesidad de promover una cultura de la evaluación de los propios programas y políticas públicas por parte de la Administración, ya que el valorar el impacto real de estos instrumentos (implicando en este proceso a todos los actores concernidos) tanto durante su ejecución, con el fin de mejorarlos o reconducirlos, como una vez concluidos, para valorar su eficacia y su posible continuidad, dará lugar a una actuación pública más efectiva y eficiente.

 

 

 

Carlos Franco

Carlos Franco es Asesor Técnico para el sector agrario en CDTI, Dirección de Promoción y Coordinación.

Es uno de los actores más activos desde la Administración Pública en el fomento de la Innovación agraria.