Y todos ellos relacionados con la gestión agronómica “inteligente” de las explotaciones agrícolas, pero ¿Qué significa “inteligencia” en el contexto agronómico de los cultivos?
La Real Academia Española de la Lengua define «Inteligencia» como:
- Capacidad de entender o comprender. Pero, los agricultores, desde el inicio de los tiempos, encajan perfectamente en esta definición.
- Capacidad de resolver problemas. ¿Quién resuelve los problemas en las explotaciones agrícolas?
- Conocimiento, comprensión, acto de entender. ¿Alguien tiene más conocimiento y comprensión del sector que los agricultores? ¿Alguien entiende más de esto?
- Habilidad, destreza y experiencia. ¿Quién duda de esta definición aplicada a los agricultores?
¿Qué significa, pues, “Inteligencia” en este contexto?
No cabe duda que más inteligente que un agricultor para gestionar una explotación agrícola no hay nadie, pero tradicionalmente ha realizado esta gestión utilizando criterios basados en la experiencia y en procedimientos aprendidos de generación en generación.
Si complementamos estas formas de actuar con otras herramientas que ofrezcan datos biológicos y fenológicos de los cultivos que orienten sobre su estado y necesidades, si usamos técnicas de anticipación de potenciales situaciones que fomenten un mejor desarrollo de cultivo y en general, si se utilizan técnicas que simulen como las plantas se desarrollan y alerten sobre situaciones de riesgo, el agricultor podrá tomar mejores decisiones estratégicas de manejo de los cultivos orientadas a incrementar el rendimiento de los cultivos.
Esto es Inteligencia Agronómica, no tiene nada que ver con capacidades cognitivas, sino con el uso de herramientas tecnológicas que ofrezcan información adicional de valor totalmente complementaria a la que el agricultor ya tiene.